sábado, 14 de agosto de 2010

tiembla, Martha Stewart


Siempre cargué con la chapa de ser medio inútil para las labores domésticas. En parte culpo a mis padres, quienes en vez de regalarme muñecas, tacitas y cocinitas, como a todas las otras niñas, me daban libros de cuentos, enciclopedias o microscopios de juguete para Navidad. Está bien, comprendo, querían hacer de mi una niña  inteligente, pero hasta Lisa Simpson tiene a su Stacy Malibú. O SEA.

La cosa es que los juguetes ñoños me generaron una suerte de disociación entre lo intelectual y lo doméstico. Leer Mafalda a temprana edad tampoco fue muy útil. Susanita y la mami dueña de casa me parecían personajes dignos de compasión. Susanita era lesa y la mamá de Mafalda frustrada. La nena de melena oscura, en cambio, quería tener una carrera, porque ella era bakán.

Estas imágenes de infancia se transformaron en una verdadera ideología que alcanzó su peak en la adolescencia, cuando declaré que yo no estaba pa limpiar pañales cagaos ni atender weones, así que nunca me iba a casar. Además, que injusticia que se me exija saber de tareas domésticas sólo porque soy mujer, mientras que los hombres pueden ser inútiles en paz.

El cuento es que salí de la casa de mis padres sin saber planchar mis propios calzones y con un repertorio de cocina que incluía sopas Maggi, tallarines, huevos revueltos (los fritos no me resultaban) y pan con mantequilla. También le pegaba bastante al kuchen, pero eso de que si no tienen pan, que coman pasteles, no es nutricionalmente sustentable.

Cuando me fui a vivir sola, mis fantasías feministas terminaron por chocar con la realidad; la realidad de que con sueldo de periodista, ni en mis mejores sueños podría pagarle a alguien para que me ayudara con la casa. Lo bueno es que en estos tiempos modernosh, la comida preparada y los enlatados son bastante baratos. La pizzería de la esquina de Lira con Curicó era wena wena, y con una pizza grande tenía almuerzo para todo el fin de semana. En la semana, por la pega, comía afuera y el aseo se hacía casi solo, según yo.
Toqué fondo,  sin duda, cuando se me juntó tanta loza y por tanto tiempo, que ya habían unas mosquitas dando vuelta encima del lava plato.

Cuando me fui a vivir con novio fue cuando realmente comenzó mi travesía para convertirme en una “buena mujer”. No vamos a decir que me transformé en mi abueli Roli, pero aprendí a hacer aseo como la gente, y de hecho limpiar el baño en equipo, con música de La Noche de fondo, me pareció bastante menos desagradable. Suerte que novio cocina bakán, así que tampoco nos morimos desnutridos. Yo lavaba los platos antes de que aparecieran las mosquitas.

Mi inutilidad como cocinera fue justamente lo que llevó a mi amiga Cathy Pérez a escribirme un cuaderno de recetas como regalo de despedida, antes de que me viniera para las Australias. La Rucia no solo me conoce, sino que me ADIVINA, porque me lo escribió antes de que yo se lo pidiera. Yo ya sabía que en Land Down Under sale “carozzi” comer afuera, y seré medio inútil, pero desconsiderada jamás.

Ese cuaderno fué, sin duda, mi verdadero comienzo como housewife. Resulta que la conjugación de factores - tiempo libre, recetas a la mano y no tener otra opción - me impulsaron a cocinar una tras otras las recipes que la Cathy me escribó a mano en el cuaderno cuadriculado. Porotos, cazuela, tortillas de verduras, charquicán.. todo me resultó al tiro y me quedó rico pero RICO. En serio.

Muy a pesar de mi Mafalda interna, descubrí no sólo que me gusta cocinar, sino que además tengo ese talento inexplicable llamado “buena mano”, del cual no sabía. La verdad es que a mí nunca me gustó cocinar porque soy muy torpe, y siempre, pero SIEMPRE me cortaba las manos. De hecho, en una ocasión, partiendo un limón, me filetié tan feo mi dedo pulgar que tuve un verdadero momento Kill Bill, con sangre explosiva y toda la challa. Anduve con parche curita como 3 semanas, porque no se me quería sanar y como que me palpitaba.

Pero parece que es verdad eso que dicen que la práctica hace al maestro, porque ya no me corto más los dedos. Recolecto recetas por aquí y por allá, Julito Bonito me envía los secretos de algunas de sus famosas preparaciones y mi cuñada también. Incluso hice una planilla excell para ir llevando la cuenta de los gastos en alimentación, con lo que he logrado ajustarme al presupuesto Becas Chile. Chúpate esa, Piñera.

Novio, en cualquier caso, es el más feliz con mi transformación de ñurda absoluta a Master Chef aficionada... pero igual seguimos jugando a la casita en equipo, porque opino que así es más entrete.

PS: Les dejo la receta del kuchen de pelotitas, una de mis preparaciones más populares en Adelaide.


Batir una taza de azucar, medio pan de margarina (de 125 gm) y 2 huevos en un bol. Agregar una y media taza de harina, media taza de leche entera y una cucharadita de polvos de hornear. Cuando esté bien homogenea la mezcla, echar dentro de un molde enmantequillado.

Luego, poner sobre la mezcla fruta cortada no muy gruesa, de preferencia manzana o algún berry, en la cantidad que a usted más le convenga.

Para hacer las pelotitas, en una asadera o plato grande poner una taza de harina y media de azucar, con una cucharadita de canela. Luego, derretir en un sartén o en el microondas la margarina restante y echarla caliente. Con una cuchara, revolver todo hasta que se formen las pelotitas.

Finalmente, cubrir el kuchen con las pelotitas completamente y meter el molde al horno precalentado, a temperatura fuerte (aprox 200 grados) por unos 40 minutos. Para asegurarse de que está cocido, pinche el kuchen con un palito de fósforo. Si sale seco, está ok.

Servir frío, porque caliente se pega en la guata.

Que lo disfruten!







6 comentarios:

  1. Valeriaaaaaa!!!!
    el kuchen de migas la lleva!
    y esos calzones rotos se ven de lo más coquetos...como que me hacen ojitos...

    voy a hacer una acotación: odiar los prejuicios machistas de la sociedad, ser inteligente y saber cocinar es el mejor curriculum que se puede tener!

    más que ser wachona, bien vestida o tener el pelo lindo y hablar bonito.

    yo aprendí a cocinar mirando en mi casa y ayudando donde mi abuela en la suya y me ultra gusta.
    el mejor consejo: jugar con los condimentos e irlos cambiando para no comer NUNCA JAMÁS lo mismo.

    saludos!

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  2. Eres la màs boni del mundo y soy feliz del uso que le has dado a mi humirde obsequio. Siempre supe que te gustarìa...Te quiero doscientas mil recetas ricas...Te extraño también, mucho, mucho, pero se que estás feliz como lombriz y eso se nota y estoy orgullosa y puras cosas bacanes contigo. eso. Besos para tí y mi querido Oliver.

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  3. awwwwww me van a hacer chorar!!!!
    ayer eso si me mandé un condoro FEO...sin querer, le subí la llama al quemador de la cocina donde estaba la preparación maestra de Héctor - pollo a la marinera - y se quemooooo!!! fue terrible, pq teniamos invitados... lo weno es que a parte hicimos empanadas y kuchen, y salvamos como 2/3 del otro plato. Pero me sentí tan amateur.Y la casa se llenó de humo y sonó el detector y todo...QUE VERGUEN

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  4. Val, eres seca igual. El día en que hice mi primer puré con huevo, lo recordaré siempre, casi tanto como cuando manejé por primera vez o... bueno, en general, muchas otras primeras veces...

    Mi punto es que, puta que es bakán cuando uno logra "obras culinarias", aunque sea por tener la voluntad solamente!

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  5. En mi casa aún me catalogan de inútil en la cocina. Si preguntas antecedentes a mi madre, sin duda arrugará la frente y te dirá que yo no sé hervir agua y te recordará la ocasión en que intenté hacer tomates con huevo y puse a cocer primero el huevo... que al final quedó pegado y negro y con trozos de tomate crudo encima...

    Pero eso fue a los 11 años. Y la verdad, cargar el estigma igual está bien porque así cuando voy a Puerto nadie me pide que prepare nada, y eso que ahora hago hasta milcaos. Lo que se pierden, ja, porque después de años de entrenamiento ya tengo platos que son muy solicitados por mi público fiel (David) y a mi suegro sí le gustan mis sopas aunque les ponga manzanas y crema. Quedan ricas.

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  6. hahahaha Solito me haces tanto reir!
    eso si debo decir que el gran cocinero de esta familia (yo y novio) es Héctor...la cagó lo seco que es...con 4 ingredientes se peina haciendo un plato digno de restaurante cuico...lo juro.

    ahhhhh si yo creo que soy como niño, me conquistan por el estómago!

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